Un invernadero transformado en una residencia habitable capaz de producir alimentos y energía. O en otras palabras, la ciencia aplicada a la arquitectura de la vida cotidiana. Esta es la tarjeta de presentación del primer pueblo diseñado para reducir el impacto ambiental de las actividades humanas, en especial las basuras. Para autoabastecerse y gestionar el suministro de agua, en torno a una aldea de nuevo cuño que empezará a construirse este verano en la localidad holandesa de Almere, a 25 minutos de Ámsterdam. Diseñado por el estudio danés de arquitectura Effekt, el programa piloto de ReGen Villages contempla una primera entrega de 25 viviendas para 2017. Presididas por cristaleras rebosantes de los vegetales cultivados dentro, las fincas son casi una metáfora de la ansiada armonía con el entorno. Sobre todo teniendo en cuenta, que en el año 2050, la población mundial superará los 10.000 millones de habitantes.
Regen significa "regeneración", y tanto la maqueta del proyecto como su versión animada en vídeo brindan la imagen de una luminosa ciudad en miniatura. A partir de 250.000 euros, y con una capacidad media para tres o cuatro personas (de 300 a 400 personas para un total de 100 hogares) las casas parecen transparentes por la profusión de cristal. Dentro, los cultivos en vertical de los invernaderos conviven con huertos, unidades de acuicultura y paneles solares. Con las torres de almacenaje de agua, granjas de animales, zonas de recreo y un aparcamiento para vehículos eléctricos. También hay un centro vecinal de reuniones, además de “espacios sociales”. Según los cálculos de Effekt, “una familia de tres personas necesitaría un área total de 639 metros cuadrados para valerse por sí misma. Una casa de tipo medio tiene 120 metros cuadrados, y a ello se añade un invernadero (40 m2); la acuicultura correspondiente (300 m2); un huerto de temporada (100 m2); la parte proporcional de la granja (25 m2); de los paneles solares (34 m2) y del agua acumulada (20 m2). No se trata, de todos modos, de una ingenua vuelta a la naturaleza. Al contrario, aprovechando la tecnología actual y brindando el confort de la vida moderna, la comunidad en preparación pretende ser autosuficiente. Así lo ideó James Ehrlich, fundador de ReGen Villages, investigador de la universidad estadounidense de Stanford, y experto en aplicar tecnología y biodiversidad a la producción de alimentos. Según sus datos, un 40% de la superficie del planeta se usa para producir nutrientes. Dicha actividad contribuye a la liberación de CO2(parte del culpable de los gases de efecto invernadero), la deforestación y el consumo indiscriminado de agua potable. Entretanto, tiramos el 30% de la comida, mientras una de cada siete personas pasa hambre. “Aunque esperamos ubicar a las primeras familias, incluida la mía, en la primavera de 2017, la producción de alimento y el manejo de los desechos llevará algo más de tiempo. La idea original fue construir en Dinamarca, pero el Gobierno tenía una idea algo menos ecológica del proyecto. Entonces nos llamó el ayuntamiento de Almere, y vimos que Holanda es el lugar adecuado para el estreno mundial de ReGen Villages. Aquí fundaremos nuestra compañía como una entidad de la UE”, asegura Ehrlich. Las maderas empleadas proceden de bosques sostenibles de Escandinavia. Al resto de los materiales se incorporará la tecnología más avanzada para aprovechar al máximo la energía durante el día, y a lo largo de las estaciones. El bucle cerrado de abastecimiento propuesto permitirá que los desechos orgánicos de sus habitantes se transformen en biogás, y en alimento para los animales. A su vez, los excrementos del ganado serán utilizados como estiércol para fertilizar los cultivos. Cualquier residuo susceptible de ser convertido en abono (compost) alimentará luego a moscas soldado, sustento adecuado para los peces de los viveros. Las heces de éstos tampoco se perderán: sirven para fertilizar el sistema de acuicultura destinado a producir frutas y verduras. El agua de lluvia, por fin, será canalizada para el regadío. En Effekt lo resumen en cinco pilares: “hogares con energía positiva; alimentos cercanos y de cultivo sostenible; producción y almacenaje de electricidad; reciclado de agua y basuras, y autogestión de los grupos locales”. De tener éxito, la mezcla de agricultura permanente (permacultura), de cultivo en un entorno aéreo sin hacer uso del suelo y pulverizando las raíces con una solución acuosa (aeroponía), y el uso de semillas orgánicas de alto rendimiento, será probada luego en Suecia, Noruega, Dinamarca y Alemania. Durante la presentación del proyecto, Ehrlich, ha señalado que espera “redefinir el concepto de zona residencial con este ciclo de cultivo orgánico y reciclado de basuras; no se puede seguir creciendo, y urbanizando, como lo hemos hecho hasta ahora”. Por eso piensa ya en zonas superpobladas y de climas duros para seguir expandiéndose. India, y África subsahariana encabezan la lista.
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Este martes arranca el verano. Al calor le está costando arrancar, pero el sol se asoma y deja entrever que pronto llegarán los días de ventilador y aire acondicionado. La Agencia Estatal de Meteorología alerta de que durante estos meses estivales se podrían alcanzar temperaturas superiores a las normales el noreste y Levante del país. Aquellos que no puedan escaparse a un lugar más fresco tienen varios métodos para encontrar refrigerio: más allá del aire acondicionado —válido aliado si no fuera por los problemas que causa su uso masivo al medio ambiente y los disgustos que puede darnos a final de mes en el recibo de la luz—, existen otras estratagemas que con una pequeña inversión o un poco de esmero pueden suponer un alivio. Primero, estudia tu vivienda Residas en una casa unifamiliar o en un piso, es fundamental tener en cuenta la orientación del edificio antes de ponerse manos a la obra. Las viviendas orientadas hacia el sur serán las más golpeadas por el sol durante las horas de calor más intenso —de 12.00 a 14.00 horas—, pero las construcciones que dan hacia el oeste resultan las más complicadas de proteger, debido a que la fachada se calentará a lo largo de todo el día. “Una orientación este-oeste va a hacer que el calor entre durante todo el día en el salón y al atardecer se dirija a las habitaciones incrementando su temperatura justo antes de ir a dormir”, explica el equipo de proyectos de Novainteriorismo. En este último caso, se recomiendan toldos verticales o persianas, al estar el sol muy bajo. Pero, ¿es la única solución? ¿Cómo elegir? Aliados para alejar el calor Los toldos o las persianas son solo algunos de los aliados contra el calor estival, pero es necesario saber elegir en función de las necesidades. Asimismo, una revisión de las ventanas y de sus marcos, una elección adecuada de las telas protectoras de los toldos, el uso de burletes o de una decoración más adecuada a las altas temperaturas pueden ayudarnos a reducir la sensación térmica en hasta 10 grados centígrados. Toldos. Así como no todas las viviendas son iguales, tampoco los toldos lo son. Ni en funcionalidad ni en precio. “La tela de poliéster es la más económica pero también es más frágil que el resto. Por el contrario, los materiales acrílicos o microperforados son más caros pero protegen mejor frente a los rayos solares”, detallan. “Los colores oscuros neutralizaran mejor los rayos del sol, y un toldo de calidad puede reducir el calentamiento hasta en 10 grados y evitar el “efecto lupa”, ya que detiene la radiación antes de cruzar el cristal. En función de la orientación de la vivienda, será recomendable el uso de un tipo u otro de toldo. Para ventanas expuestas a la luz directa del sol es aconsejable el toldo de punto recto, que cae en vertical, mientras los extensibles son más adecuados para terrazas o ventanas expuestas al sol solo durante ciertas horas. “Las pérgolas que permiten también incluir protección en los laterales son muy aconsejables para ventanas con orientación oeste ya que el sol está más bajo y los rayos impactan de forma más directa”, aclaran en Novainteriorismo. Javier Hernández, arquitecto de GAHECOR y ponente de Anerr (Asociación Nacional de Empresas de Rehabilitación y Reforma), recomienda que el toldo sea motorizado y dotado de una sonda lumínica para que, por sí solo, vaya abriéndose cuando da el sol. El equipo de Leroy Merlin asegura que una buena elección en este sentido permitirá ahorrar hasta un 80% en el consumo de climatizadores, ya que la fachada no soportará temperaturas tan altas. El precio oscila en función de la dimensión. Por tres metros de ancho y con motor podemos encontrar ofertas por menos de 1.000 euros. Persianas y cortinas. Es recomendable que las cortinas tengan colores claros para no atraer la luz del sol. Hernández recuerda sin embargo que “solo se trata de capas adicionales, pero que es mejor eliminar el calor antes de que entre en casa”. En Leroy Merlin aseguran que en invierno las persianas permiten ganar hasta cuatro grados de temperatura frente a una ventana sin persiana, y en verano reducen en un 70% la entrada de calor. Su consejo es, como con los toldos, automatizarlas con un detector “con función solar/crepuscular”, para que se cierren automáticamente cuando llega el sol y se reduzca así el uso de aire acondicionado. La opción de motorizarlas, eso sí, tiene un coste importante en comparación con los sistemas básicos tradicionales. Ventanas. Aunque se hable mucho del aislamiento de las ventanas como método para retener el calor en invierno, también es un aliado óptimo para el calor en verano. Desde la plataforma Houzz, una web que pone en contacto potenciales clientes con arquitectos, diseñadores y constructores, señalan que unos buenos cristales y cerramientos pueden reducir la temperatura del ambiente interior entre cinco y siete grados. “Es una de las cosas que parecen muy caras, pero no lo son”, garantiza Hernández, quien aconseja instalar vidrios bajo-emisivos para protegerse del calor. En cuanto al marco, los materiales que mejor aguantan son el policloruro de vinilo (PVC) y la madera. En el caso de una vivienda en bloque de 90 metros cuadrados, esta actuación saldría por unos 4.000 euros. “Es un desembolso que vale para todo el año”, remacha Hernández. Aislamiento.
El aislamiento está más bien pensado para retener calor durante el invierno, pero puede también ayudar a proteger la vivienda del calor en los meses más cálidos. Se puede trabajar en techos, paredes y suelos y existen diferentes técnicas —con diferentes precios—. Una manera relativamente barata y poco invasiva para aislar las paredes es el insuflado, pero será aplicable solo si existe una cámara de aire que separa la pared interior de la exterior. También es posible abrigar las paredes por dentro o por fuera, pero en este último caso, sobre todo si vivimos en un piso, el proceso será más laborioso. En Habitissimo aconsejan también apostar por la obra vista en el interior, “ya que el ladrillo, almacena el calor y por tanto, aísla la vivienda de las altas temperaturas”. La inversión media en los proyectos de aislamiento realizado por la plataforma suele ser de 1.500, “pero dependerá del tipo de intervención”, matizan. Pequeños trucos. La decoración también puede ayudarnos a sobrellevar el calor de los meses estivales. Quitar alfombras y en general telas sintéticas y de lana, o sustituirlas por otras de fibra natural, mejorará la condición térmica de la vivienda. “Recomendamos apostar por tejidos más frescos como el lino o el algodón”, sugieren en Houzz. Los colores claros de las paredes, así como las plantas, también ayudarán a mantener una temperatura más agradable en el hogar. También es recomendable sustituir las bombillas convencionales por LED: no solo ahorraremos en el recibo de la luz, sino rebajaremos también los grados, ya que con esta tecnología prácticamente no hay pérdida de calor. Por un precio muy bajo se pueden también colocar burletes (gomas o espumas que llenan los huecos en los marcos de las ventanas) y bajos de puerta —aunque su verdadera función es para retener el calor durante el invierno, ayudarán a que este no entre en verano—. En Leroy Merlin recuerdan que existen diferentes tipos de burletes: además de los clásicos que adhieren al hueco de puertas y ventanas, podemos usar sistemas de espuma, indicados para cavidades de entre uno y cuatro milímetros, de caucho o silicona, para huecos más amplios. “Si vivimos en una casa unifamiliar con un jardín, un truco buenísimo en las fachadas que dan al sur es poner un árbol de hoja caduca: en invierno se caen las hojas y deja entrar el calor, mientras en verano protege”, sugiere Hernández. “Más barato que eso no hay nada: lo más eficiente es lo que no consume”. Una de las tendencias que lleva tiempo de moda es la elaboración de muebles con palets. Sí, los vemos en Ikea y en muchas tiendas de decoración, pero también pueden ser piezas hechas a mano por vosotros mismos. Os resultarán mucho más económicas y aparte aportarán un toque personal y rústico a vuestro hogar. Aunque parecen simples estructuras de madera que generalmente se utilizan para transportar mercancías, actualmente son una tendencia de decoración low cost que con un poco de imaginación y trabajo se pueden reciclar de muchas maneras. Lo primero que hay que hacer es visitar alguna zona industrial cercana a vuestra ciudad, donde la actividad mercantil sea frecuente. Veréis que, aunque su demanda ha aumentado, continúa siendo bastante fácil encontrar este tipo de objetos. Una vez hayáis encontrado los que necesitéis, tenéis que tener en cuenta que ante todo hay que lijar la superficie de la madera, ya que seguramente no estará completamente lisa. Es importante tapar con masilla los agujeros de los clavos o las imperfecciones que puedan haber. Después ya podéis pasar a barnizar el material con una capa de barniz mate incoloro. A continuación, podéis pintar el palet, pero si queréis obtener un resultado más rústico basta con dejarlo solo con el barniz. Si queréis pintarlo debéis tener en cuenta que se tendrán que aplicar aproximadamente 2 o 3 capas de pintura para lograr un buen resultado. Con estos tres pasos ya tendréis el palet preparado para usarlo como queráis. Podéis realizar una mesa sostenible, añadiéndole patas o ruedas o también podéis acumular los palets uno encima de otro hasta que logréis la altura deseada. Si queréis darle un aire más sofisticado podéis añadirle una superficie de cristal. Hay numerosos muebles que podéis realizar gracias a los palets como una zona de chill out, estanterías, sillones, cabeceros y hasta podéis realizar camas reciclándolos.
https://www.somostriodos.com/consumo-casi-nulo/?utm_source=Outbrain&utm_medium=cpc&utm_campaign=Triodos Queda poco: “Todo nuevo edificio deberá tener un consumo energético casi nulo a finales de 2020″ y “la nueva edificación pública deberá tenerlo desde 2018″, según la directiva europea sobre rendimiento energético, aprobada en 2010.
Algunos ya están demostrando que no es una utopía. Ya existe una vivienda de madera en Guadalix de la Sierra (Madrid) que no necesita sistema de calefacción ni de aire acondicionado. Por ello, es uno de los 6 primeros hogares de España y el pionero de la Comunidad de Madrid en obtener la estricta certificación de construcción sostenible Passivhaus, basada en un consumo energético casi nulo. Pero, ¿Cómo unir ahorro, sostenibilidad y confort?. Passivhaus y facturas de 20 €. “Nuestra vivienda no emite CO2, ya que no tenemos caldera y por tanto combustión. Sin embargo, tenemos una temperatura estabilizada durante todo el año”, explica Raquel Peláez, gerente de la empresa 100x100madera, promotora del proyecto y que cuenta con financiación de Triodos Bank. El secreto está en su aislamiento especial, con elementos como “ventanas de madera de triple cristal y sellado hermético de toda la casa”. Así se evita la fuga de calor en invierno o de frescor en verano. Y para garantizar la ventilación sin comprometer el preciado aislamiento térmico, se utiliza un sistema de ventilación con filtros que recupera “hasta el 92% de la energía del interior de la vivienda y ademas se instalan sistemas de energía renovable como la Aerotermia, por ejemplo, que apoyan en la climatización”. Se aprecian, como mínimo, beneficios a nivel particular y medioambiental. “Una casa que no consume es una casa que no contamina”, resume Peláez, que además calcula en “20 € al mes de media” la factura para unas viviendas en torno a 120m2. Construyendo solo sostenible desde ya Con el nivel técnico disponible, el cambio climático en ciernes y el aumento de precios de la energía, ¿tiene sentido seguir construyendo edificios ineficientes?Organizaciones como 100x100madera y Triodos Bank piensan que no. “Hace 6 años quisimos dar un salto cualitativo y decidimos que todas nuestras construcciones se hicieran bajo el estándar Passivhaus”, explica Peláez. “Nos sentimos orgullosos de haber participado en la materialización de este proyecto, que impulsa un gran cambio”, expresa por su parte Beatriz García, gerente de construcción sostenible de Triodos Bank. La entidad de banca ética solo financia proyectos de obra nueva que tengan altos estándares de sostenibilidad, valorando su certificación energética y sellos de sostenibilidad en construcción especializados como BREEAM, LEED, VERDE, PassivHaus o Ecómetro. También incentiva a sus clientes a adquirir viviendas de primera o segunda mano más sostenibles, rebajando el tipo de interés de su Hipoteca Triodos en función de la eficiencia del inmueble. Una forma más de ahorro energética y económico. Si una vivienda implica pensar en presente y futuro, los hogares eficientes son una opción segura. “En cuanto a los cambios de normativa, como por ejemplo el autoconsumo, cuando lleguen nuestras construcciones tendrán un valor añadido más, ya que necesitarán mucha menos energía. Están preparadas para colocar placas solares y ser autosuficientes”, explican los promotores de 100x100madera. Ander Echebarría, director técnico, añade que esta propuesta concreta va más allá del consumo casi nulo (casa pasiva) y lo suma a la bioconstrucción. Así, no solo minimiza el gasto de energía sino que utiliza materiales ecológicos y saludables, como madera de bosques gestionados de forma sostenible, pinturas vegetales o lana de oveja y algodón reciclado en los aislamientos. ¿En qué punto está España?Para aplicar el objetivo europeo de nueva construcción íntegramente sostenible, cada país debe adaptar a sus propias condiciones el concepto de consumo casi nulo y presentar un plan de acción. Con un progreso dispar pero significativo, 15 Estados ya lo han hecho y, aunque nuestro país no está entre ellos, la obligatoriedad desde 2013 de informar a todo comprador o arrendatario del nivel de eficiencia de la vivienda es un progreso relevante. Igualmente, “en los últimos años, la crisis y la emergencia de la pobreza energética, con costes que muchas personas no pueden asumir, han puesto de manifiesto la dimensión social de una construcción más sostenible“, explica Beatriz García, gerente de construcción sostenible de Triodos Bank. En este sector, la entidad de banca ética ha concedido más de 400 créditos por valor de más de 60 millones de euros, según cifras a cierre de 2014. La bioconstrucción entiende a la vivienda como un organismo que nace y, tras una vida útil, muere y se descompone, intercambiando materia y energía con el medio que la rodea a lo largo de todo ese ciclo vital.
Para minimizar el impacto de la vivienda ecológica sobre el entorno es imprescindible utilizar materiales que no sean contaminantes en ningún momento del ciclo de vida y que puedan reutilizarse, reciclarse o distribuirse en el medio sin degradarlo. También es importante que no consuman mucha energía en su producción y en la fase de transporte. En principio, es importante considerar los materiales disponibles localmente y la arquitectura tradicional de la zona, para trabajar en concordancia con el ambiente y el patrimonio local. La piedra es el material de construcción noble por excelencia. Reúne varias ventajas, como su larga vida, su buen nivel de insonoridad, inercia térmica y protección contra el calor del verano. En contraposición, sus desventajas incluyen un proceso de construcción más lento, mayores costes de mano de obra, el riesgo de deterioro por humedad y la insustentabilidad ambiental de muchas de las canteras de procedencia. Por otra parte, el adobe es otra opción. Posee una buena capacidad de almacenar frío o calor, resulta cálido y tiene una emisión radiactiva muy baja. Además, se trata de un material abundante en cualquier lugar y fácil de trabajar. Asimismo, su extracción no insume daño al ambiente. El tapial es una técnica que consiste en construir muros con tierra compactada y que posee características similares al adobe, en cuanto a ventajas y desventajas. La bioconstrucción con balas de paja, por otro lado, está muy extendida en Canadá y Estados Unidos. Se trata de un material muy práctico y barato, con excelentes condiciones de aislamiento acústico y térmico y energéticamente óptimo. Sin embargo, esta clase de material también tiene inconvenientes para su desarrollo. Aunque aparente ser fácil, el proceso de construcción tiene su complejidad. Es necesario tener en cuenta todos los detalles respecto a estructuras y prevención de incendios. Además, las balas de pajas pueden funcionar como escondites para insectos y roedores. Finalmente, cada bioconstrucción es el resultado de la aplicación de la creatividad humana, teniendo como objetivos principales el ahorro económico y energético, el mejoramiento de la salud de las personas y el cuidado medioambiental, utilizando aquellos materiales que garanticen dichos preceptos. En el caso de los espacios donde se pasa la mayor parte del día, como el comedor, la oficina o la cocina, deberían orientarse hacia el sur, mientras que aquellos sitios de uso más ocasional, como los cuartos de baño, y que además no requieren luz natural, deberían orientarse hacia el norte. La razón de esta distribución es que las habitaciones con menor uso amortiguan la temperatura de los ambientes con mayor concentración energética.
En cuanto a los dormitorios, lugares en los que también se pasa buena parte del día, lo ideal es que reciban luz matinal, por lo que deberían estar orientados hacia el este de la vivienda. De lo contrario, deben contar con claraboyas orientadas en ese sentido. En la distribución de la vivienda también se deberá considerar el campo magnético terrestre. En este punto, es recomendable orientar la cabecera de la cama hacia el norte magnético, para dormir relajados, y hacia el este si el objetivo es recuperar fuerzas. Electrodomésticos Asimismo, en cuanto a las radiaciones producidas por las instalaciones eléctricas y los electrodomésticos, que también se registran cuando los artefactos están apagados, la bioconstrucción desarrolla técnicas para minimizar su efecto negativo hacia la salud, ya que pueden debilitar el sistema inmunitario. La premisa básica es intentar minimizar su presencia en toda la vivienda, sobretodo en los espacios en que se permanece más tiempo: los dormitorios y el lugar de trabajo. Sabemos que esto no es fácil, por eso se recomienda utilizar cables protegidos o coaxiales, y tenderlos en forma de estrella alrededor de los enchufes, no de manera circular. Otro punto clave es no instalar conductos principales junto a la cama o en la oficina, y utilizar interruptores que impidan automáticamente la circulación de corriente eléctrica durante la noche por el dormitorio. Evitar mediante interruptores que la corriente circule por cables o aparatos en posible mal estado, y nunca colocar la cama cerca de cables o alargues de electricidad es otra recomendación. Por otro lado, no se deberían colocar radios, relojes digitales y aparatos de televisión cerca de la cama y, en caso de hacerlo, es necesario desenchufarlos a la noche. También deben desconectarse los artefactos que se encuentren en la habitación contigua, porque las radiaciones franquean las paredes. De esta manera, se logra un ambiente más armónico y saludable en el espacio donde pasamos la mayor parte del día. Ahora sí, podremos decir al llegar a casa: “hogar, dulce hogar”. |
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