Hay algo que tienen en común tu lugar de trabajo, el cine, un avión, o una tienda. Y es que allá donde vamos, a todos nos relaja y reconforta la sensación de amplitud. ¡No digamos cuando se trata de nuestra propia casa!.
Pero, como ya habrás comprobado, no hay forma alguna de aumentar sus metros cuadrados a fuerza de empujar las paredes. Aunque sí la hay de conseguir que parezca más amplia. Porque al fin y al cabo, este post no va sobre magia. ¿O sí?. El secreto es la iluminación Nuestros compañeros electricistas son unos hachas a la hora de sacar partido a los espacios de tu hogar. Porque conocen bien el poder de la luz para realzar puntos o estancias. Y con esta serie de trucos que nos cuentan, tú también: Crea diferentes ambientes en tu salón. Conseguirás que parezca más multifuncional, separando incluso las distintas actividades que pueden tener lugar aquí (como leer, cenar con amigos, ver la tele…). Lo importante es que combines luces generales (con focos cenitales de gran apertura lumínica y difusores), y después refuerces y destaques elementos concretos –como cuadros o vitrinas- con luces puntuales. El salón tendrá más profundidad de esta manera. Huye del único punto de luz. Genera unos claroscuros que resultan desagradables, tristes y lacónicos. Para ello, olvida la clásica lámpara colgante concentrada sobre la mesa, y recurre mejor a focos perimetrales y apliques en techo y paredes. Cenar será mucho más agradable sin esa sensación de frío y claustrofobia visual. No toda la luz ha de ir hacia el centro. De hecho, es muy interesante que coloques lámparas o apliques apuntando a las paredes, en lugar de llevar toda la luz desde ellas y el techo hacia el centro de la habitación. Juega también con las zonas en sombra para disimular las medidas pequeñas de un espacio. ¿Niños y juego? Coloca plafones difusores. En lugar de una lámpara totalmente transparente, con luz dura y puntual, emplea globos translúcidos que suavicen pero repartan la luz en todas las direcciones por igual. Será mucho más agradable para los niños jugar sin sombras ni grandes contrastes, verán mejor y lo percibirán como un espacio despejado, abierto. Los espejos añaden magia… y amplitud. Ya sabes que un espejo multiplica el espacio. Pues si lo combinas con una luz que lo bañe, unirán sus fuerzas para doblar la percepción de las dimensiones ambientales. Algunos muebles son vampiros lumínicos. Si tienes muebles grandes que se coman la luz que proviene del techo, necesitarás reforzar la iluminación de la sala con apliques o focos extra situados más abajo. En la cocina suele pasar esto: dirige la luz a la encimera para enriquecer el espacio de trabajo. Respeta y potencia la luz natural. Todo lo dicho anteriormente es fundamental para la tarde/noche. Pero durante el día debemos aprovechar cada rayo de sol para ahorrar energía y disfrutar del calor y el color de la luz natural. Cortinas ligeras, espejos estratégicamente situados para duplicar su haz, superficies claras y brillantes en muebles y suelos para reflejarlo aún más… hay varios trucos. Eso sí, evita los reflejos en televisores y otras pantallas, como ordenadores: cansarán tu vista antes y no te permitirán ver bien su contenido. Ya lo ves: un buen diseño de la iluminación en tu hogar es fundamental para disfrutarlo más y sacarle todo el partido. Además, te permitirá ahorrar mucho dinero si distribuyes bien los puntos de luz y elijes materiales eficientes, como LEDs y bombillas de bajo consumo.
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